lunes, 22 de diciembre de 2008

LA PUBERTAD Y LAS ENCIAS

Durante la pubertad, el aumento de los niveles de progesterona y posiblemente estrógenos, causan un aumento de la circulación sanguínea en las encías.
Esto puede causar una mayor sensibilidad a partículas irritantes como los restos de comida, los microbios de la placa dental y el sarro.
Por tanto, se tiende a hinchar y puede tener mayor tendencia a sangrar.
Las encías, por tanto, se irritan y se hinchan.
Es fácil de entender que si un profesional de la salud dental elimina dichos irritantes, esta inflamación cederá.
A medida que una joven madura en su desarrollo, la tendencia al sangrado disminuye pero si no se realizó una prevención adecuada, la encía puede quedar con daños permanentes.
La mejor manera de prevenir esta situación es el cuidado diario de los dientes.
La visita regular a tu dentista ó periodoncista para que realice medidas preventivas periodontales y diagnótico precoz en caso de que aparecieran problemas más graves.
Posteriormente, un cepillado adecuado de los dientes en casa (incluyendo la limpieza interdental) es imprescindible, ya que de lo contrario la enfermedad volverá.
Si permanece sin tratamiento, se corre el riesgo de que el hueso y los demás tejidos circundantes queden permanentemente dañados.
No obstante, es importante recordar el cuidado diario de los dientes y la visita regular a su dentista.
El dentista remodela las encías de modo que el cepillado diario alcance todas las zonas de manera eficaz.
Sin embargo, el trabajo de mantener los dientes limpios y las encías sanas depende de los hábitos de higiene bucal inculcados en el hogar.
Además, el uso de hilo dental, los palillos y los hisopos de goma ayudan a mantener las bacterias bajo control.

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